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Chapter 137 - Capítulo 27: Marionetas en la Cafetería

El policía y los clientes controlados avanzaron, sus movimientos rígidos y coordinados, carentes de la vacilación humana normal. Sus ojos, antes llenos de vida o aburrimiento, ahora eran espejos opacos que reflejaban la voluntad ajena. La tensión en el aire de Bangkok, ya de por sí densa por el calor y la humedad, se volvió asfixiante. Ryuusei levantó una mano, no en señal de ataque, sino de contención.

—No les hagan daño —dijo Ryuusei, su voz tranquila pero firme, dirigiéndose a Brad y Bradley—. Solo están siendo controlados.

Brad soltó un gruñido. —Genial. Justo lo que necesitaba. Marionetas vivientes.

El policía controlado fue el primero en atacar, balanceando su porra con una fuerza antinatural para su constitución. Brad se movió con sorprendente agilidad, esquivando el golpe con facilidad y sujetando el brazo del oficial sin aplicar fuerza excesiva, buscando inmovilizarlo.

Los dos clientes, un hombre de mediana edad y una mujer joven, se abalanzaron sobre Ryuusei. No eran luchadores, pero sus movimientos eran inesperadamente rápidos y coordinados, como si fueran guiados por una inteligencia superior (que, de hecho, lo era). Ryuusei se movió con fluidez, esquivando sus intentos de sujetarlo o golpearlo, utilizando el impulso de sus ataques para desequilibrarlos suavemente, evitando el contacto directo.

Bradley, al otro lado de la calle, reaccionó con pánico. Ver a la chica que le gustaba usar a otras personas como escudos y atacantes era perturbador. Se movió a supervelocidad, un borrón nervioso que cruzó la calle en un instante, su intención era llegar hasta Kaira, quizás para detenerla, quizás para... ¿qué? No lo sabía. Pura reacción, no plan.

—¡Bradley, quieto! —la voz de Ryuusei fue un látigo.

Pero Bradley ya estaba en movimiento. Corrió hacia la cafetería, intentando esquivar a las marionetas. Su velocidad era innegable, pero su falta de habilidad en combate lo hizo torpe. Esquivó al policía controlado por Brad, pero casi choca con una mesa, derribando vasos con un estrépito. Intentó pasar entre los dos clientes controlados por Ryuusei, pero se enredó con ellos, tropezando y cayendo al suelo con un golpe seco, la velocidad inútil sin control.

Kaira, sentada en su mesa, observaba el caos que había desatado con una calma perturbadora. Había una "despreocupación ordenada" en su expresión, una falta de pánico que resultaba antinatural. Era hermosa, sí, pero la frialdad en sus ojos mientras controlaba las acciones de otros era inquietante. Parecía una reina en su tablero de ajedrez humano.

—Aléjense —dijo Kaira, su voz amplificada de alguna manera para llegar a ellos a través del ruido. Sonaba tranquila, casi aburrida, a pesar de la situación—. No quiero problemas. Solo quiero que se vayan.

Ryuusei, mientras seguía esquivando los ataques desorganizados pero peligrosos de sus atacantes controlados, habló en voz alta, dirigiéndose a Kaira.

—No somos una amenaza, Kaira Thompson —dijo Ryuusei—. Solo queremos hablar contigo. Sabemos quién eres. Y necesitamos tu ayuda.

Kaira soltó una risa corta y sin humor. Sonó como el tintineo de hielo en un vaso vacío. —¿Ayuda? Me están acosando. No necesito ayuda. Tengo esto. —Hizo un gesto vago con la mano hacia las personas que controlaba.

Brad, forcejeando con el policía controlado para inmovilizarlo sin hacerle daño, gruñó. —Esto es una mierda, chica. Deja de usar a esta gente. No tienen la culpa.

Bradley, recuperándose en el suelo después de su caída, miró a Kaira con una mezcla de fascinación y horror. La chica que le gustaba, la que parecía tan despreocupada y genial, estaba controlando a otras personas como si fueran juguetes rotos. Era... retorcido. Y extrañamente cautivador en su poder.

Intentó levantarse, sus movimientos aún un poco torpes. Su TDAH y la abrumadora situación hacían que su mente fuera a mil por hora, incapaz de enfocarse en una sola cosa. ¿Debería correr? ¿Debería intentar detener a las marionetas? ¿Debería simplemente desaparecer?

Ryuusei logró desequilibrar a uno de los clientes controlados, haciéndolo caer suavemente. Luego esquivó al otro, moviéndose con una precisión que contrastaba con la torpeza de Bradley.

—No vamos a lastimar a esta gente, Kaira —dijo Ryuusei, manteniendo su voz calmada—. Solo queremos hablar. Entendemos que no confíes en nosotros. Pero hay algo más grande en juego.

Kaira se encogió de hombros, su "despreocupación" pareciendo ahora más una indiferencia fría. —No me interesan sus "cosas más grandes". Solo quiero paz. Y ustedes la están interrumpiendo. Si no se van... tendré que ser más... persuasiva.

La tensión aumentó. Los movimientos de las marionetas se volvieron ligeramente más agresivos. Brad logró finalmente inmovilizar al policía, sujetándolo firmemente pero con cuidado.

—Esto no funcionará —dijo Ryuusei, dándose cuenta de que Kaira no iba a ceder mientras se sintiera amenazada. Necesitaban una tregua.

Miró a Brad. —Retirada táctica. Tenemos que encontrar una forma de hablar con ella sin tener un ejército de zombies normales interponiéndose.

Brad asintió, forzando al policía a retroceder.

—Oye, chica —gritó Brad a Kaira, su voz fuerte pero sin ira—. Nos vamos. Por ahora. Pero vamos a hablar. Te encontraremos.

Kaira no respondió de inmediato. Mantuvo su mirada fija en ellos, sus ojos fríos y calculadores. Luego, con un gesto sutil de su mano, las marionetas se detuvieron. El policía dejó de forcejear con Brad, sus ojos aún vidriosos. Los clientes se quedaron quietos, como estatuas.

—Háganlo —dijo Kaira, su voz tranquila de nuevo—. Váyanse.

El equipo de Ryuusei aprovechó la oportunidad. Brad soltó al policía, quien se quedó parado rígidamente. Ryuusei asintió a Kaira, un reconocimiento silencioso de la tregua momentánea. Bradley, aún un poco aturdido, se levantó torpemente y siguió a Ryuusei y Brad mientras se retiraban, alejándose de la cafetería y de las personas controladas.

Dejaron atrás la escena del caos silencioso: la cafetería con los vasos derribados y las sillas volcadas, y las figuras inmóviles de las marionetas de Kaira, esperando la orden de volver a la normalidad.

Se adentraron en el bullicio de la calle, mezclándose rápidamente con la multitud. El sudor corría por sus frentes, el aire se sentía denso, pero la tensión de la confrontación reciente era aún más palpable.

—Joder —masculló Brad—. Eso fue... complicado. Controla a la gente como si fueran títeres.

Bradley caminaba a su lado, aún procesando lo que había visto. La belleza de Kaira, la forma en que se movía, y luego... el horror silencioso de su poder. Sentía una punzada de decepción, pero también una extraña fascinación. Era peligrosa. Y eso, de alguna manera retorcida, la hacía aún más interesante para él.

—Tenemos que encontrar una forma de hablar con ella —dijo Ryuusei, su mente ya trabajando en la siguiente estrategia—. Sin que piense que somos una amenaza. Y sin tener que enfrentarnos a civiles inocentes.

Habían logrado el primer contacto. Pero Kaira Thompson, la chica despreocupada con el poder de convertir a otros en marionetas, no iba a ser un recluta fácil. La negociación bajo control apenas había comenzado. Y la siguiente ronda requeriría un enfoque mucho más cuidadoso.

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