Cornelius Alba se tomó un momento para analizar a la mujer frente a él. Originalmente estaba allí para cumplir un encargo de alguien de una familia prominente de la torre del reloj, consistente en atrapar a un tal Magnus Acser, patriarca de una familia desconocida en Italia quien de alguna manera había logrado ofender al contratante. Sin embargo, incluso ver a ese tal Magnus resultó completamente imposible ya que en la semana que llevaba observando el lugar donde su casa se mantenía oculta tras una espesa niebla solo fue capaz de ver salir o entrar a una persona: la sirvienta frente a él.
Al informar lo descubierto a su patrón, este cambió el plan original. Si era imposible encontrar al hombre, simplemente había que secuestrar a la doncella y "persuadirla" para que hable sobre los secretos de los Acser, quien sabe, tal vez pueda incluso permitirles entrar en la mansión.
Esa noche, como algunas antes, la mujer salió a dar un paseo nocturno a las orillas del Lago Maggiore por lo que sin perder tiempo Alba la siguió. Ya había establecido de antemano las preparaciones para su campo delimitado y solo hacía falta que la sirvienta entrara en el área designada para que fuera activado, cosa que no tardó demasiado.
Pero cuando Cornelius se presentó ante ella la mujer no estaba nerviosa ni sorprendida, por el contrario, parecía como si lo estuviera esperando e incluso se atrevió a amenazarlo y eso no le gustó para nada. Aun así, incluso si supiera de antemano que la estaban siguiendo eso no cambiaría nada, después de todo, había muy pocos hechiceros capaces de enfrentarse a él y mucho menos sería derrotado por una simple sirvienta de una familia desconocida.
Estaba seguro de su victoria.
Entonces la mujer sacó una lanza y el color desapareció del rostro de Cornelius.
No sabía de dónde lo sacó, pero ese era un código místico de muy alto nivel simplemente por la anormal densidad de su misterio. A juzgar por su apariencia siniestra y la sensación de opresión que emanaba del arma, Cornelius se dio cuenta de que si le daba la oportunidad a esa mujer bien podría terminar muerto.
Al notar que la situación no era tan sencilla como pensaba, decidió jugar a lo seguro y no contenerse desde un principio.
El hombre tenía muchos defectos de carácter, pero no era lo suficientemente estúpido para enfrentarse a semejante monstruosidad de arma mágica de frente así que su principal objetivo era separar esa lanza de su dueña, después de eso la batalla sería fácil.
Cornelius llamó a las marionetas que mantenía ocultas como plan de respaldo, después de ver la lanza decidió que, de ser necesario, era mejor sacrificar una o dos de sus mejores marionetas, que podían ser reconstruidas, en lugar de su vida misma. Pronto, desde lo profundo del lago, tres siluetas oscuras surgieron a gran velocidad y aterrizaron justo entre los dos enfrentando a la mujer.
Con velocidad practicada, dibujo tres runas Ehwaz sobre las espaldas de sus marionetas para aumentar su durabilidad (al estar concentrado, no notó como Lilith levantó una ceja ante el uso de runas) y les ordenó prepararse para atacar a su presa. Esas marionetas estaban entre sus mayores obras hasta el momento creadas para trabajar en conjunto de forma que, mientras estén juntas, serían invencibles.
Una centrada en defensa, capaz de soportar incluso una bala de cañón a toda velocidad; la segunda era la encargada de los ataques y estaba equipada con armamentos para corta y media distancia teniendo siempre una opción de ataque disponible; finalmente, la última funcionaba como apoyo de larga distancia para las otras dos según fuera necesario.
Mientras sus tres marionetas estuvieran al frente y él mismo las apoyara con su hechicería desde la parte posterior Cornelius estaba seguro de que podría vencer a cualquiera, incluso esa despreciable Aozaki. Lástima que nunca se hubiera encontrado con alguien del nivel de su actual oponente.
(***)
Lilith le dio a Cornelius el tiempo suficiente para terminar sus preparativos para que pudiera demostrar el alcance total de sus habilidades, nadie nunca dirá que la doncella de la reina de Elion acosa a los débiles.
Cuando vio surgir a los extraños muñecos del fondo del lago se preguntó como planeaba Cornelius usar esas cosas en una batalla, después de todo ninguno era realmente fuerte a sus sentidos y ni siquiera los tres a la vez parecían representar un peligro para ella.
Por eso mismo esperó a ver el siguiente paso del hombre y, de hecho, quedó sorprendida, aunque no gratamente.
Como los principales sirvientes del reino, destinados a servir directamente a los gobernantes, Alfred, Amriell y ella misma, aunque no usaban magia rúnica por sí mismos, tenían un gran conocimiento de las runas, después de todo, sería una vergüenza para ellos no conocer el mayor logro de Lord Magnus. Por eso, al notar la forma tan chapucera e incompleta en que Alba inscribió las runas en los títeres, así como el efecto tan degradado que obtuvo, Lilith se sintió verdaderamente ofendida al ver como las artes rúnicas que tanto enorgullecían a su rey estaban siendo utilizadas por ese hechicero.
Aun así, decidió esperar y analizar las cosas un poco más, no podía olvidar que este era un mundo nuevo y tal vez esa era la forma en la que se usaban las runas por aquí, aunque de ser ese el caso Lilith temía que Lord Magnus decidiera tomar el asunto en sus manos para corregir semejante blasfemia contra él, después de todo, era adorado en la isla como el Dios de las runas y la guerra.
Las marionetas eran extrañas, una era baja y robusta con una especie de caparazón cubriendo su espalda y dos caparazones más pequeños en cada uno de sus brazos; Lilith también notó runas inscritas en todo su cuerpo cuyas funciones eran principalmente de refuerzo o defensa, pero nuevamente estaban tan mal inscritas (a sus ojos) y su efecto era tan débil que a la demonessa le pareció una broma traer semejante títere a un enfrentamiento con ella.
La segunda tenía un total de cuatro brazos, medía alrededor de 215cm y se mantenía más atrás que los otros dos. Finalmente, el último de los muñecos era el más parecido por a un ser humano normal, y fue precisamente esa marioneta la que se abalanzó primero al ataque.
El movimiento fue lento para los estándares de Lilith, pero lo suficientemente rápido para cerrar la distancia en solo una respiración. Un pesado golpe se dirigía a su rostro y al mismo tiempo un segundo golpe apuntaba a su muñeca con una cuchilla corta que había salido desde un mecanismo oculto en la mano del títere de tal forma que si lograba esquivar el primero irremediablemente tendría que recibir el segundo y, con la fuerza de la marioneta, la lanza tendría que ser descartada, o al menos eso se suponía, pero en el último momento antes de conectar Lilith ya se había alejado de su posición anterior y reapareció varios metros más atrás.
Ya se había dado cuenta que el primer ataque era simplemente una distracción aprovechada por el títere de cuatro brazos para arrojar varias estacas a diversos lugares a su alrededor, pero realmente no le importaba, por el contrario, quería ver de qué era capaz el hechicero frente a ella y estaba dejándolo configurar su juego.
De repente un torrente de llamas se dirigió hacia ella desde el lugar dónde el hechicero había permanecido murmurando a gran velocidad. El fuego era, sin dudas, peligroso debido a la alta temperatura, pero Cornelius no tuvo en cuenta, o más bien no tenía forma de saber, que para un demonio el fuego de ese nivel no era diferente a una fresca brisa de otoño.
Aprovechando que las llamas cubrieron su campo de visión por unos segundos el títere de cuatro brazos apuntó y disparó varios proyectiles pequeños ocultos por el fuego. Lilith, por supuesto, no fue tomada por sorpresa y utilizó su lanza para desviar el ataque, pero, para su sorpresa, al golpear el primer proyectil este explotó en una nueva ráfaga de fuego y rápidamente fue seguido por una cadena de explosiones liberada por el resto de las "balas". la primera marioneta aprovecho su momento de desconcierto para atacar nuevamente, esta vez utilizando tanto la hoja oculta de su mano izquierda como los dedos transformados en garras e inscritos en runas de fuego de su mano derecha.
Apartándose del lugar de la colisión intentó moverse contra el único títere que aún no se había movido, pero nuevamente se convirtió en el objetivo de una andanada de lo que parecían piedras brillantes. En ese momento, sin un mar de llamas cubriendo su vista, Lilith pudo notar las runas inscritas en las piedras y se dio cuenta de cómo se creó la explosión anterior.
"Grabar runas en objetos desechables para producir efectos en medio de la batalla. Supongo que puedo respetar su ingenio, pero su poder de ataque sigue siendo ridículamente bajo, incluso el hechizo de fuego anterior representaba una mayor amenaza" pensó la demonessa.
Lilith se movió nuevamente intentando deshacerse del muñeco que luchaba de cerca, pero cada vez que se acercaba lo suficiente para asestar un golpe era interceptada bien fuera por una lluvia de "balas rúnicas" (nombre provisional), cuchillos arrojadizos o llamas invocadas por Cornelius. Decidiendo que lo mejor era eliminar primero al artillero entre los títeres usó una finta para atacar al muñeco de cuatro brazos, pero su golpe horizontal fue bloqueado por la interferencia de la última marioneta que, usando los caparazones de sus brazos, recibió el golpe y fue enviado a volar hacia el lago.
Lilith no estaba ni un poco preocupada por su situación aparentemente compleja ya que, aunque parecía que las marionetas la estaban presionando, lo cierto era que sus movimientos hasta el momento ni siquiera podrían ser llamados calentamiento y más bien se trataba de un juego para determinar el verdadero nivel de amenaza de su oponente que, tristemente, era patético.
Pero no todos los movimientos de Cornelius eran inútiles.
Después de un rato se dio cuenta de algo que había pasado por alto, durante los dos minutos o menos que había durado la "pelea" su velocidad había estado disminuyendo poco a poco. Fue tan poca la diferencia que realmente no lo había notado, pero en ese momento se dio cuenta que, efectivamente, estaba siendo frenada de alguna forma desconocida.
Las responsables de su velocidad menguante eran las estacas arrojadas al principio cuya función era definir los límites de un pseudo campo delimitado que debería detener el movimiento de cualquiera que estuviera en su interior excepto el lanzador. Sin embargo, debido a la diferencia de poder tan sustancial entre ambas partes el efecto se vio bastante reducido y al final solo limitó un poco su velocidad.
Cornelius dándose cuenta de que había descubierto su situación ordenó nuevamente a las marionetas atacar, pero esta vez las tres se lanzaron a la vez presionando cada vez más y bloqueando sus rutas de escape. Estaba seguro de que, si seguía presionando, eventualmente la velocidad de Lilith sería insuficiente para seguir esquivando los ataques, después de todo hasta ese momento la doncella había estado siempre a la defensiva sin posibilidad de contratacar.
Las tres marionetas trabajaron juntas para mantenerla a raya con una utilizando sus "piedras rúnicas" mientras otra se acercaba y atacaba tanto con golpes como con armas ocultas inscritas con aún más runas, principalmente de fuego, y la última se interponía cuando Lilith intentaba contratacar protegiendo a las otras dos y ganándose un par de grietas cada vez que la lanza maldita chocaba con sus escudos. Al mismo tiempo Cornelius recitaba en voz baja y arrojaba llamaradas a intervalos irregulares para tratar de romper su concentración.
Lilith, por su parte, después de tomarse su tiempo para estudiar las fortalezas de sus oponentes (y decepcionarse por su debilidad) decidió que ya había jugado lo suficiente y se lanzó verdaderamente al ataque.
Antes de que Cornelius se diera cuenta de lo que había pasado, Lilith se adelantó con gran velocidad y en un solo segundo cortó limpiamente a la marioneta defensiva en varios pedazos antes de moverse hacia el artillero y con movimientos suaves desprender sus cuatro brazos y enterrar la punta de su lanza en el núcleo de la marioneta. El último de los títeres que quedaba en pie intentó atacarla por la espalda, pero sin siquiera darse vuelta Lilith usó el contrapeso de su arma para asestar un golpe demoledor en el centro del muñeco que se rompió en pedazos como si de madera podrida se tratase.
Cornelius, quien seguía recitando sus encantamientos a gran velocidad, de repente se encontró con la punta de la lanza de Lilith apuntando a su garganta y sus orgullosas marionetas destrozadas a varios metros detrás de ella mientras su mente intentaba seguir el ritmo de los acontecimientos que, para él, no tenían ningún sentido.
- Supongo que es el final de este pequeño juego – Lilith dijo con una sonrisa burlona mientras presionaba aún más su arma sacando un poco de sangre.
- Eso parece - respondió Cornelius sudando frío al darse cuenta de su situación. - ¿Tal vez podamos hablarlo?
- Oh, tú hablarás, de eso no hay dudas, y yo decido si vives basándome en lo que digas. Un trato perfectamente justo ¿no te parece? - Mientras hablaba la apariencia de Lilith comenzó a cambiar.
De una joven humana hermosa y provocativa se transformó en una mujer madura y francamente sexual de piel roja con dos cuernos curvos y grandes alas como las de un cuervo en su espalda. Su traje de sirvienta también cambió y se transformó en una especie de armadura que, más que proteger, parecía creada para enfatizar sus atributos y dejaba su cuerpo bastante expuesto, pero eso estaba bien, después de todo, Lilith era un súcubo y su cuerpo era también su arma.
Cornelius al ver su transformación estaba horrorizado. Como un hechicero de renombre y con una experiencia de más de cinco décadas de estudiar los misterios era plenamente consciente de la existencia de los demonios, pero no esperaba encontrase uno en un lugar como ese y mucho menos actuando como sirvienta para una familia sin importancia.
"Espera, ¿realmente es tan insignificante esa familia?" fue el pensamiento que cruzó su mente, aunque ya era demasiado tarde.
A esas alturas por fin se dio cuenta del verdadero peligro que representaba aquella misión y maldijo al idiota Gaiuslink que se la encargó.
Poco a poco su mente se fue poniendo letárgica y sus pensamientos se embotaron mientras su consciencia se desvanecía y lo último que pudo ver antes de caer en un profundo sueño fue la sonrisa seductora del demonio que para él en ese momento era más aterradora que la mirada de un apóstol muerto.
Lilith no necesitaba usar su "forma de combate" contra alguien del calibre de Cornelius, pero como le demostró una forma interesante de usar las runas, por poco refinada que fuera, que ella podría explicarle a sus señores más adelante, decidió que al menos le daría el honor de ver, así fuera por un momento, la verdadera distancia entre ellos.
Ahora, con Cornelius incapacitado, solo era cuestión de tiempo antes de obtener la información sobre la persona, o personas, que lo contrataron y, aunque la magia no era su fuerte, como súcubo tenía algunas habilidades útiles para entrar en la mente de las personas por lo que se tomaría su tiempo para averiguarlo.
El problema era que, a pesar de tener las habilidades, no tenía la experiencia necesaria por lo que tendría que depender de la prueba y error para descubrir lo que quería, pero teniendo a un sujeto dispuesto a ayudarla en su práctica no se sentía realmente molesta por eso.
- Solo tengo esta noche así que lo mejor será comenzar de una vez – se dijo a sí misma y comenzó su viaje por la mente del desdichado hechicero. Si sobrevivía o no era algo que a Lilith realmente no le importaba.
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Wenaaaassss
¿Qué tal el capítulo? Sinceramente siento que no se me da bien escribir escenas de peleas, pero me esfuerzo por hacerlo lo mejor que puedo y aunque este capítulo no me convenció del todo pronto habrá otra escena de lucha que si me gustó como quedó así que creo que he mejorado en ese aspecto.
Las balas rúnicas son algo que Magnus, limitado por los parámetros de Yggdrasil, nunca utilizó y, de hecho, ni siquiera pensó en ese método. Esto lo hice a propósito para que se entendiera que, aunque los tres protagonistas son extremadamente poderosos, todavía pueden aprender y evolucionar incluso en áreas que se supone que ya dominan.
Cornelius Alba no está planeado para ser un personaje recurrente dentro de mi historia, pero al mismo tiempo creo que no es justo para uno de los hechiceros de mayor renombre en la asociación desaparecer así como así por lo que puede que regrese en el futuro, aunque eso es más bien una posibilidad remota.
Si les gusta la historia dejen una reseña y una piedra de poder.
Dejen sus opiniones en los comentarios.
Nos vemos!!!!
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