LightReader

Chapter 27 - "¿Promesas sagradas? ¡Más bien apuestas a ciegas!"

—¿Cualquier cosa, eh...? —Hideki sonrió como quien acaba de descubrir el bug definitivo en un juego—.

Muy interesante.

Acepto. Estaré esperando con ansias mi recompensa.

Por cierto... quiero que ustedes dos lo prometan.

La diosa de la Vida asintió solemnemente, llevándose una mano al pecho:

—Yo, diosa de la Vida, lo prometo.

Por todas las vidas que existen... y las que existirán.

Kurohime, en cambio, cruzó los brazos, frunciendo el ceño con desconfianza.

—Hermana, ¿estás segura?

Este tipo es un otaku pervertido.

No me da nada de confianza.

—Solo promételo y ya —suspiró Yuzuriha, cansada—.

Recuerda que esto ya lo habíamos decidido.

—Sí, pero... ¡se suponía que el chico debía ser diferente!

¡¿Dónde quedó el héroe valiente y puro que habíamos pedido?!

—Ya deja de quejarte —le susurró Yuzuriha.

— Ni siquiera se imaginan todo lo que tengo pensado hacer con ellas.— Surruro Hideki con un tono malisioso

—Nunca en mi vida había estado tan ansioso.

Kurohime abrió los ojos como platos.

—¡Lo escuchaste, hermana!

¿Ves? ¡Te dije que este tipo planeaba algo raro!

¿No me digas que te hechizó?

¿O te hizo algo raro usando esos poderes que pidió?

¡Habla, maldito pervertido!

—¡Oye! —protestó Hideki—.

¡Ni siquiera la he tocado!

¡Y todavía ni tengo mis poderes, mujer paranoica!

—Ya cálmate —dijo Yuzuriha, masajeándose las sienes—.

Promételo de una vez para que pueda enviarlo de una buena vez.

No lo tomes a mal, pero... estoy muy ocupada con otros asuntos más importantes que un "protagonista hormonado".

—Sí, sí, entiendo —gruñó Kurohime.

Finalmente, suspiró resignada, alzando la mano como si estuviera firmando su sentencia de muerte.

—Yo, Kurohime, diosa de la Muerte...

Prometo, por todas las almas que buscan consuelo y apoyo en mí, que cumpliré esta promesa.

Hideki chasqueó los dedos, sonriendo con satisfacción:

—Perfecto, perfecto.

Ya me las puedo imaginar... en la—

Se detuvo justo a tiempo, sonriendo de forma "inocente"—.

—En la alegría de haber cumplido con la misión, claro.

Las diosas se miraron entre sí, preguntándose en silencio en qué momento su plan divino se había ido al demonio.

More Chapters